En este caso, misteriosas claves escondidas en el diario de un arqueólogo.
Los cuadernos LIR me resultan cada vez más cómodos, tanto en su versión tradicional como virtual, con todo lujo de hiper-enlaces, códigos QR y demás pirotecnia de vanguardia.
No son novelas, no son libros ilustrados ni tebeos... Son eso: cuadernos LIR.
Vamos, es que nos lo pasamos bomba.
Ya iréis viendo, ya.
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